Los días 13, 14 y 15 de octubre, se realizó el XXII Encuentro de Mujeres en Córdoba.Cinco siglos igual… dice la canción de León Gieco refiriéndose a la opresión de nuestros hermanos y hermanas aborígenes. ¿Y cuántos para las mujeres en la historia de la humanidad?Hay un dicho popular italiano que afirma “Lo que le pende lo defiende” aludiendo al privilegio de ser varón. Hurgar en refranes, frases hechas, muchas veces contradictorias, nos conduce a empezar a correr un velo más oscuro que el de las musulmanas. Velo que ha naturalizado y lo sigue haciendo, infinidad de situaciones de explotación, opresión; de tristezas y humillaciones.Acaso, ¿No tenemos que escuchar pavadas como “yo no voto mujeres” dicho por un decadente músico que ni siquiera “fresco” se votaría a si mismo?Nos preguntamos: ¿Quién no ha sufrido en carne propia el ser mujer? ¿Quién no tiene una amiga, una tía, una hija que sufrió abuso sexual o maltrato físico? ¿Acaso en el barrio no se murió una pobre piba por un aborto mal hecho? ¿No hemos sufrido acoso sexual en nuestros laburos?Pues para afrontar la situación de “ciudadanas de segunda” hace 22 años que en la Argentina – anualmente - muchas mujeres nos reunimos para hablar sobre diversos aspectos de la opresión.A medida que han pasado los años, hemos crecido en número y conciencia. Y si hay algo que expresa las complicidades del poder, es que el Encuentro de Mujeres muestra dos tácticas archiconocidas: ignorarnos a pesar de ser miles e invadirnos. Tratar de copar el evento, alguna vez, fue con funcionarias, hoy, lo es con los cuadros femeninos que manda la Iglesia.Quienes han venido organizando los Encuentros en distintos lugares, se vanaglorian de la “horizontalidad”, la “democracia”, el “consenso” que se expresan en los mismos. Aunque podríamos llegar a pensar que esta forma de moverse pudo ser valedera para los comienzos, desde los últimos años, opinamos que hay que cambiar la dinámica de los Encuentros.No creemos que juntarnos signifique “un espacio de debate estéril” porque el sólo hecho de encontrarnos significa para muchas compañeras entrever el poder que las mujeres podemos tener y al cual han temido y temen los poderosos. Saben que cuando las mujeres nos decidimos, constituimos una fuerza avasallante como lo hemos demostrado ocupando el primer lugar en los procesos revolucionarios.Pero, atención, lejos de hacer un planteo esencialista, decimos que la problemática de género está cruzada por la lucha de clases. Ésta, polariza ante cada ataque de la clase dominante y su gobierno.Por ello, necesitábamos salir del Encuentro con un Plan de Lucha. Simplemente porque las Rominas no pueden esperar más; porque nuestras mujeres (no la de los ricos) se nos mueren en los barrios; porque nuestras pibas, tampoco pueden esperar más cuando desaparecen en las redes de la Trata de Blancas, son sometidas a esclavitud mientras esa “actividad” ocupa el 3° lugar en las ganancias capitalistas mundiales…Y decimos que la lucha de clases polariza, porque cuando estás en la pista, o te definís, o corrés con el caballo del comisario. Por hacer esto último, no tuvieron la presencia de otros años ni la CTA, ni los grupos de piqueteras. Kirchner cooptó, compró a diestra y siniestra y quienes se rindieron ante esta política tienen el imperativo de ser “políticamente correctas“.El Encuentro tuvo hitos: la discusión en los talleres, especialmente en los del ABORTO, en los cuales se presentaron las disciplinadas mujercitas de la Iglesia munidas de agua bendita y de rosarios.Los mismos que la vieja y patronal Iglesia meten en nuestros ovarios para decirnos qué debemos hacer con ellos. Decía que las mujercitas de la Iglesia (de la iglesia de Von Wernich; del curita de Cavallo, el abusador de menores, Grassi; de las acciones del Vaticano en empresas, algunas de armamento), esas mujercitas nos tiraban agua mientras explicaban que los preservativos no se deben usar… porque el sida entra igual…(¡¡¡¡¡¡¡)Pues en los talleres se encontraron con mujeres aguerridas que pedían su expulsión del Encuentro o le rebatían las pavadas que decían, con sólidos argumentos.Convengamos que las mujercitas enviadas por la Iglesia, no eran ingenuas amas de casa o niñas que deseaban saber lo que era un aborto. Eran las huestes de la alta jerarquía eclesial. A ellas, las militantes del PCR (Partido Comunista Revolucionario) le “preservaban” su derecho a estar allí y a hablar.El otro hito lo constituyó la Asamblea por el Aborto Legal que se hizo en la calle juntando de 1000 a 1500 compañeras, en contra de la decisión de las Mujeres de la Campaña que no quisieron salir del pequeño espacio de la Facultad de Exactas (“no vaya a ser que el poder las viese”).Cortar la calle, deliberar allí, fue un hecho político, de esos que necesitamos las mujeres. Votar un Plan de Lucha para los días venideros, fue el broche de oro que el Movimiento de Mujeres necesita para desarrollarse y empezar a terminar con muchas injusticias de género y clase.El ambiente era de fiesta porque lo político no está reñido con lo festivo. Por el contrario, el optimismo de la lucha tiñó el Encuentro.Por último, la marcha del escrache, seguramente hizo temblar a quienes custodiaban la Catedral. Rabia sentimos quienes nos acercamos “cuerpo a cuerpo” a los militantes fachos que nos observaban con ojos desorbitados. Comprensible, se criaron pensando en el Diablo, y ahí lo tenían, cantándole “como a los nazis, a donde vayan los vamos a buscar”…Volvimos a nuestros hogares, contentas del deber cumplido y sabiendo que deberemos hacer confluir las luchas de género con las de nuestros compañeros trabajadores. Volvimos con los músculos tensos, llenos de verdades… las que pondremos en las calles el próximo 25 de noviembre (día de lucha contra la violencia hacia las mujeres).
Irene Aragona
Corriente de Trabajadoras Socialistas
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